Pensaba hoy que el mejor resultado de conformidad entre producto y cliente siempre sería la realización paso por paso del producto por el propio cliente. Pensaba también que esto a gran escala es casi imposible, tómense como ejemplo los procesos industriales de fabricación en cadena, y el séquito de operarios, encargados, supervisores, jefes de.., en que se delegan estos seguimientos del producto. Hasta ahí me parecían unos pensamientos muy extraños para una solitaria sobremesa la mia de hoy, pero luego esta idea se extrapoló a todos los campos, porque nuestra vida suele ser eso, un viacrucis de procesos invisibles de amplio espectro. Nuestro propio cuerpo se comporta como uno de esos procesos industriales de fabricación en cadena, lo hacen también nuestra mente y/o alma, no es de extrañar entonces que si en cuerpo y alma nos entregamos a estos procesos lo sean también los frutos que ellos dan: el amor o el odio, la alegría o la tristeza, la generosidad, la frustración.., en fin, el gran abanico de tonalidades que usamos para relacionarnos con los demás y con nosotros mismos, con el mundo.., comportamientos de los que por lo general sólo tenemos conocimiento del principio y del final de la cadena, pero, ¿y si pudieramos detener el ruido lo suficiente como para examinar más despacio uno a uno los eslabones? Creo que entonces bastantes de ellos provocarían una carcajada de levedad en lo que en conjunto solemos tomar por una gran angustia, y creo también que se alcanzaría esa idea de conformidad total entre producto y cliente que me asaltó a la hora del café...
Me siguen pareciendo unos pensamientos raros para una sobremesa, pero ya más bien como una de esas excepcionales veces en que te parece que por fin algo cuadra, que estas mirando en el microscopio adecuado, y mejor aún, que lo entiendes.
"No somos responsables de las emociones, pero si de lo que hacemos con ellas"
Jorge Bucay