20 febrero 2007

El Vagabundo

Este post está dedicado a Ikaro,en memoria del espíritu nómada que nos ha guiado algunas veces,a sitios en los que,como dice la canción, "aunque tú no lo sepas he dormido en los coches.."

Me decía que tenía un montón de sueños cumplidos metidos en frascos pequeños y que nunca los destapaba. Decía que a veces hablaba con las hadas y que no siempre eran buenas con él, que le gustaban los árboles secos y los paseos nocturnos, que algunas veces se sentía tan solo con el amor que le daba vértigo. Sabía que el camino corto no vale, pero joder, que andar mucho tiempo descalzo desgasta los pies. Estaba cansado de ser un ángel, de atragantarse con los ecos de otras voces, todas las palabras que nadie conoce ni conocerá nunca, todos los silencios,... Había viajado mucho y continuaría haciéndolo un tiempo, y seguramente conocía más gente que ninguna otra persona en este mundo. Daba envidia y también cierta tristeza escucharle, tenía en la cara los surcos del tiempo, del tiempo que no pasa, del que se queda a tu lado para recordarte las cosas que fueron mal. Lloraba y reía con la misma intensidad, con la profundidad de un abismo invisible que se intuye. Recordaba los olores de otros lugares, de otras épocas. Me preguntó si me había dado cuenta de que hay paisajes que no tienen olor, que son como óleos. Yo le dije que nunca me había rodeado tanto silencio como para fijarme en algo así, me contestó que la causa no es el ruido o el silencio, sino la ausencia. Hablaba despacio, moviendo con suavidad las manos al hacerlo, como jugando entre ellas con los sonidos, parecía un encantador de palabras...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

gracias!!!ahora las hadas me tratan mejor, pero me siguen ahogando los ecos de otras voces.un beso de los que te mereces, enorme!

María dijo...

Me encanto, me encanto que las hadas no sean siempre buenas, no con él, sino con todos representados en él.

Ausencias, ausencias... ¿qué haríamos sin ellas? ¿o con ellas?

Anónimo dijo...

Me gusta eso que tiene guarado Íkaro en pequeños frascos, me gusta q siga el camino con los pies descalzos, aunq se le desgasten.
Y, también, me encanta la canción q comienza el texto (tanto con Enrique como con Quique).
Saludos desde el Inframundo.