13 octubre 2008

Descubrimientos

Echando una ojeada a la "poesía de la experiencia", y descubriendo de nuevo palabras propias en pluma ajena..


EL POEMA DE AMOR QUE NUNCA ESCRIBIRÁS

Debería nombrar (debería intentarlo)
el afán hasta hoy por ti dilapidado
en perseguir amor, que quizá fuera tanto
como el afán de huir, fatigado hasta el asco,
de todas las trastiendas, repletas de fracasos,
que los cuerpos arrastran, y en que nos arrastramos.
Debería acoger, dar lugar a unos labios
que nombraran sin fe, sólo de cuándo en cuándo
-por momentos, sinceros; por momentos, falsarios-
diálogos de alcoba que pareciesen tangos
(eso acaban por ser, o algo más triste acaso,
siempre que en la distancia solemos evocarlos):
De esta vida tan sucia, de sus trabajos vanos,
me consuela, mi amor, el fingir, fabulando,
otra eterna contigo, cogidos de la mano.
Y habría de alojar dictámenes sagrados,
con los que, ya bebidos, tanto nos excitamos:
De entre todas las perras que en la noche he tratado,
la más perra eres tú. Debería, malsano,
contener esas citas de los domingos vastos,
insulsas y festivas, amasadas de hartazgo,
en que la vida toda se obstina en maltratarnos,
con su aire de ramera experta en el contagio
del odio hacia la vida, del tedio y del cansancio.
No podrían faltar los cuerpos del verano,
cuando la adolescencia ardía por el tacto,
en especial aquél de todo lo vedado.
Ni habría de omitir el vicio solitario,
por el amor perdido en inventar los rasgos
del amor, que, entretanto, no dormía a tu lado.
Y en él habitarían con todo su sarcasmo
-al fin y al cabo son tristes muertos de antaño,
fragmentos de tu vida que salvas del naufragio-
las cartas sin respuesta; yesos aniversarios,
tiernamente ridículos después de celebrados,
que dejan en el alma aroma a mal teatro.
Y los reproches mutuos, merecidos y agrios,
dirigidos al centro del dolor, como un dardo
con toda la miseria que acarrean los años.
El placer del acoso, cuando el amor intacto,
y cuando la ignorancia, ese bálsamo arcano,
no señalaba límites al indudable ocaso.
El maldito poema tanto tiempo aplazado,
y que no escribirás, porque el tema es ingrato,
querría redimirte de todos tus letargos.
Una voz que te daña diría murmurando:
Del amor, amor mío, te quiero siempre esclavo,
para que tus palabras no tengan que inventarlo.
Quien a ese poema de amor dilapidado
incauto se atreviera, sin calcular el daño,
amaría el amor, probablemente tanto
como el afán de huir, fatigado hasta el asco,
de todas las trastiendas, repletas de fracasos,
que los cuerpos arrastran, y en que nos arrastramos.

Carlos Marzal,de "El último de la fiesta"

6 comentarios:

Jop dijo...

que hermoso cuántas veces no fui la ultima de la fiesta...
Un beso Fragma

María dijo...

Creo que era la última de la fiesta, la última en todo, pero he decidido ser la última si así lo deseo yo.

Abrazos.

Credendo Vides dijo...

Madre mía, el poema que nunca escribiré y parece q, siquiera antes de leer tu blog, ya supiera de q iba a escribir yo el mío.
Me ha encantado el poema q nunca se escribió sobre el sentimiento que nunca existió.
Saludos desde el Inframundo.

P.S.: Por cierto, a petición popular, conservaré mi nuevo Inframundo (aunq nunca cerraré el viejo).

Credendo Vides dijo...

Vaya, muchas gracias, la verdad es q sí, el infierno existe; no sé si entre el este y el oeste, pues siempre he sido muy mala para los puntos cardinales, pero lo q sí sé q es q no es tal como la gente se imagina. A veces es más aterrador el frío q se siente q ese fuego inmenso que la gente concibe aquí abajo.
Me ha gustado mucho el texto, gracias por acordarte de mí.
Saludos desde el Inframundo.

Credendo Vides dijo...

Muchas gracias por el libro. Supongo q tendré q andar ese camino, aunq yo creo q no dejo de caminar por él eh?
Gracias de nuevo. Ya te contaré cuando lo lea.
Saludos desde el Inframundo.

María dijo...

¿En serio lo de muertos? Tuvo más suerte que yo. Suertuda.
¿Cómo está? ¿Le quita mucho tiempo la vida en las calles?
Saludos y un gran, pero grandioso inicio de semana.